Rojo óxido de estío

Extracto del relato Rojo oxido de estio
Era feo, pero con encanto. Tanto que Kate no podía dejar de acercarse al mirador para contemplar el enorme bloque de regolito en el exterior. Pulido y estilizado como una quilla contra el tenue viento de Marte, aguantaba estoico la erosión incisiva del polvo marciano, aunque el óxido ya le había contagiado el tono rojizo del planeta. Y pronto le tocaría soportar de nuevo al débil carácter de aquel astro desolado. El verano había llegado al hemisferio sur, trayendo su habitual tormenta enorme de polvo con él.

Como la de aquel día.

La vidas que Kate segó entonces eran su culpa secreta, pero no se arrepentía de ello. O, mejor dicho, se había esforzado en no arrepentirse de lo que hizo. Ella tuvo que elegir entre eso o la ruina absoluta para la colonia Ceranis, y el tiempo le había dado la razón. Kate pagó renunciando a su vida anterior. Así acabó su viejo nombre, su viejo yo, grabado en el monolito junto con el de los que ella mató ese terrible día. Un precio razonable, pensaba Kate, a cambio de los logros que la colonia consiguió durante los años siguientes.

Sólo una duda había seguido inquietándola durante años. ¿Qué fue de esa mujer morena? Nunca hallaron su cuerpo, sólo los restos destrozados de su traje de supervivencia. Quizá Marte terminó el trabajo aquel día, enterrándola bajo su piel áspera y polvorienta. O quizá...

Kate apenas se percató de la mujer de corto pelo azabache que, discretamente, se puso a su lado. No le prestó atención, muchos colonos gustaban de contemplar el horizonte amarronado a través del vasto mirador. Pero la extraña quiso compartir aquel momento de contemplación con ella.

—La vista es magnífica, pero ese monolito la estropea.

Kate miró sorprendida a la mujer. ¿Se estaba dirigiendo a ella? No ver a nadie más cerca la indicó que sí, le correspondía responderla.

—La verdad es que a mí tampoco me convenció al principio —dijo Kate, sonriendo a la desconocida. Sin embargo, al mirarla de reojo notó en ella algo familiar, ¿por qué?—, pero ya no me parece tan feo.
—No me molesta su aspecto —objetó la mujer con una dureza inesperada—, sino su inscripción. Tu nombre no debiera estar grabado ahí, Faith.

El corazón de Kate se saltó un latido, quizá dos. ¿Qué la había llamado justo esa mujer? Su mente asustada buscó una explicación, y la encontró rápido.

—¡No puede ser! ¡¿Ju… Julia?!
—Cuanto tiempo, ¿verdad? —la sorna de Julia sonó letal— Sí, Faith, ¡he venido a por ti!

Kate intentó retroceder, alejarse de ese espectro del pasado. Pero la mujer fue mucho más rápida.

—No, no —negó Julia en un tono casi musical, aferrando a Faith por la muñeca—. No puedes irte. ¡Tienes que ver como reviento tu mentira!

Con su mano libre, Julia sacó una especie de mando de un bolsillo y pulsó un botón enorme. Faith no necesitó explicaciones, era un detonador. Uno igual al que ella misma usara años atrás.

La explosión iluminó la sonrisa furiosa de Julia, toda una mueca de venganza. El suelo vibró y el regolito, hecho añicos, ametralló el cristal del mirador.

Faith, aturdida, no fue capaz de zafarse de aquella mujer enrabietada. A la vez, la confusión se hizo máxima en el lugar, y peor fue el terror. No pudo más que dejarse llevar por su captora a un acceso de mantenimiento cercano. Allí Julia la obligó a ponerse un traje de supervivencia. Uno avejentado y mal parcheado que la desconcertó al reconocer que era del asentamiento original.

—Sí, Faith. Vas a pasear con el traje que me salvó ese maldito día. ¡Vamos!

Le costaba caminar con él. El traje estaba hecho para alguien más grande incluso que Julia. Pero no tuvo tiempo de pensar en ello. Julia la obligó, a punta de pistola, a ir lejos del lugar de la explosión, y también de cualquier posibilidad de rescate. Julia había planeado bien su jugada.

—¡Y ahora qué! —espetó la mujer con dos identidades—. ¿Me vas a ejecutar? ¡Es demasiado tarde! ¡Yo he ganado! ¡Ceranis es algo que vosotros pirados nunca hubiérais imaginado conseguir jamás!
—¿Y volarnos por los aires era la mejor forma de convencernos, eh? ¿Sólo porque tu ambición era mejor que nuestro sueño?
—¡Vuestro sueño era imposible! ¡Y yo no quería perderlo todo por una maldita utopía!

Las radios transmitieron sus respiraciones entrecortadas, una pausa leve para sus voluntades enfrentadas. Julia negó en silencio, pero su mirada seguía siendo decidida. Se acercó a Faith y la giró, haciéndola encarar el horizonte. Una nube enorme y anaranjada crecía cada vez más próxima.

—¿La ves? También entonces era verano, y vino la tormenta —el tono de la mujer era duro, acusador—. Justo como esa. Perfecta para ocultar tu masacre, y para cubrir mi huida... Pero no fue divertido. Oh no, Faith. Caminé kilómetros metida en ese polvo que me cegaba y corroía mi traje. Sin más agua que la reciclada, y para comer sólo tenía las ganas. Pero logré sobrevivir, ¡y juré vengarme, Faith!

Julia empujó a Faith con violencia, haciéndola tropezar. Hubiese mordido el polvo si no hubiera llevado casco. Faith se incorporó con dificultad para encarar de nuevo a la mujer que la mandaba a la muerte.

—¡Mátame ya, Julia! ¡O es que no te quieres manchar con mi sangre!

Julia no replicó, simplemente sacó un enorme puñal de una funda a su espalda y se lo enseñó.

—He aprendido muchas cosas en estos años, no quieras que las practique todas contigo —Su amenaza se reflejó roja en el filo de la hoja—. Si Marte te perdona... ¿Quién sabe? Quizá yo lo haga también.

Faith miró a la mujer, después a la polvareda que se cernía sobre ellas. Translúcida y deshilachada, la enorme tormenta de polvo velaba los confines del horizonte. Faith tenía dos opciones: una de seguro era mortal, pero la otra... Se levantó y comenzó a andar, sin mirar atrás.

Julia simplemente se quedó allí, sentada en un saliente rocoso, contemplando cómo Faith se disipaba lentamente en aquel viento cargado del rojo óxido de estío.
Camuflada bajo una ambientación de ciencia ficción, este relato ofrece una historia más propia del género negro o noir, aunque situada a muchos millones de kilómetros de distancia de sus escenarios más habituales.

En el género negro, la lluvia es el fenómeno meteorológico por excelencia, pero en el planeta rojo el agua no cae del cielo. Sin embargo, el verano marciano levanta gigantescas tormentas de polvo, algo que encontré muy útil para añadir algo de dramatismo extra a este cuento breve.

Comentarios

  1. Hola, acabamos de hablar en el Mythic Scribes. Leyendo este relato, observo laísmos como “la correspondía responderla” y “la costaba caminar con él”. En ese caso se pone “le”, no “la”. La palabra “encabronada” me parece demasiado vulgar para decirla el narrador.

    Lo he leido demasiado rápido y con sueño, así que quizá no capte todos los matices, pero Julia y Kate/Faith parecen ser enemigas por un conflicto de intereses/ideologías que fue origen de las acciones que han tomado. Es suficientemente interesante para explotar más a los personajes, recomiendo no dejarlo en un simple relato.

    Entiendo que el viento cargado de óxido tiene efectos letales, pero...¿Por qué solo para Faith y no para Julia? Pues a Julia no parece preocuparle morir y están en el mismo sitio. Aparte, Julia obliga a Faith a ponerse un traje protector. ¿Por qué, si desea su muerte? Veo más lógico que Julia llevara un traje protectos y obligara a Faith a estar allí sin ese traje.

    Y eso es todo. Como digo, no estoy en mi mejor momento al momento de leer esto, por lo que si no he entendido algo, señalamelo con confianza. Un saludo

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    1. Hola Álvaro, ¡me has sorprendido! La verdad que no me esperaba que te pasaras por mi blog, al menos no tan pronto. Respecto a lo que comentas de los laismos, seguro que tienes razón. Estoy repasando la normativa, pero la verdad es que me cuesta verlo (quizá porque siempre he vivido en regiones leistas).

      Lo de explorar esta historia... Bueno, es algo que me suele pasar con mis relatos cortos, me suelen salir con potencial expansivo por así decir. Este relato en concreto sí que se nota mucho que es parte de una historia mayor. Lo hice así para mandarlo a un concurso y claro, dado que el tamaño del texto estaba limitado no podía extenderme demasiado, y creo que tampoco me quedó muy fino en general. Por otra parte, ahora mismo estoy ocupado con una historia larga y tengo otras ideas en proyecto, así que revisitar esta en concreto no me será posible en mucho tiempo.

      Respecto a los trajes y el viento. Dado que los personajes están en Marte, ambas necesitan traje para estar en la superficie. Es cierto que omití cómo Julia se pone su traje y a la vez obliga a Faith a ponerse el suyo, consideralo un agujero en el guión o un exceso de confianza de mi parte con respecto a lo que supuse que el lector podría sobreentender.

      Tu crítica ha sido acertada, a pesar de que lo hayas hecho con sueño. Gracias y no dudes en seguir comentando mis textos, especialmente de esta manera tan constructiva.

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