Regresó con la lluvia

Extracto del relato Regresó con la lluvia
Sus miradas logran encontrarse a través de la confusión ruidosa del chaparrón.

—¿Lo entiendes al fin? —pregunta la mujer, alzando su voz sobre el aguacero.

El ginoide no parpadea siquiera, impertérrito a las gotas que lo calan. Tras unos segundos, responde con palabras perfectamente moduladas.

—La forma no importa. Tampoco el hecho de ser o no orgánico.

La mujer escucha atenta, esperanzada. Su corazón está en un puño, pues siente que el momento está cerca. Muy cerca. El ser artificial levanta sus manos, observando como el líquido elemento se derrama sobre sus palmas. Después las cierra y las pone sobre su pecho. Su cara mira al cielo mientras sus palabras empiezan a sonar diferente.

Más cálidas, más emotivas, más... humanas.

—Es tener voluntad propia, experimentar, compartir, relacionarse con otros. Es... el viaje —baja su rostro y sonríe—. Y yo he viajado mucho.

Esos gestos, muy lejos de la frialdad que mostraba en el pasado, sobrecogen a la mujer. Las palabras, las emociones que se desprenden de su voz... Se acerca a la fémina artificial y le acaricia la mejilla sobre la que se pegan mechones sintéticos empapados.

No imagina ese momento, está ocurriendo de verdad, pero debe asegurarse.

—¿Ya no tienes dudas? —le pregunta, sin dejar de tocar su suave piel manufacturada.

Abraza a la humana, y lo hace con el cariño del que no era capaz antes. Le habla al oído.

—Las gasté en pagar mi billete de vuelta aquí.

Las lágrimas de la mujer se mezclan con las perlas traslúcidas del cielo. Está irremediablemente feliz. Su creación, su hija, lo ha logrado. Devuelve con fuerza el abrazo y después busca de nuevo ese rostro que ha cobrado auténtica vida propia. Esos ojos ya no son inexpresivos, siente a la persona que hay tras ellos. Durante un minuto se miran con intensidad y, finalmente, la mujer encuentra las palabras para colmar ese instante.

—Bienvenida a la especie humana, hija mía.
Me vuelvo a sorprender descubriendo que escribí, allá por 2013, otro relato en tiempo presente. Es un texto en el que especulo con el reencuentro, tras un supuesto largo período de tiempo, entre un ginoide (un androide o robot femenino) y su creadora.

No quise que la narración fuera técnica sino emotiva. Mi objetivo fue lograr expresar, en muy pocas líneas, el resultado de la evolución personal de ese robot con forma de mujer, además de la reacción de quien la creó al verla de nuevo. No sabemos cómo ha sido su viaje, pero el entendimiento que alcanza de lo que es la vida la distingue de las inteligencias artificiales tiránicas o asesinas más habituales en muchas obras de ciencia ficción.

Comentarios

  1. Es curioso pero he leido dos relatos tuyos y solo aparecen personajes femeninos. Parece como si no crearas personajes masculinos.

    Dejando aparte esa simple curiosidad, y analizando el texto con objetividad, no he encontrado fallos. Y es meritorio el haber plasmado una reflexión sobre la inteligencia artificial en un relato breve y alejado de tecnicismos propios de la ciencia ficción.

    ¡Un saludo!

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    1. Tengo personajes masculinos en otros relatos. Si sigues leyendo en este blog (que tampoco tiene mucho contenido ahora mismo, la verdad), no tardarás en encontrarlos.

      Hay gente que comete el error de pensar que una narración de ciencia ficción deba estar llena de tecnicismos para que parezca del género. La mejor ciencia ficción es más de coger conceptos (muchas veces sociales) y jugar con ellos, retorciéndolos, llevándolos al límite y más allá. Todo para ver donde quedamos, como reaccionamos y evolucionamos los humanos debido a esas situaciones.

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